miércoles, 23 de julio de 2014

Los mofletes no son una desventaja social

"...un veterinario junguiano que, por cincuenta dólares la sesión, se empeña en convencerlo de que los mofletes no son una desventaja social". Aquella frase, contenida en uno de los textos con los que Woody Allen pretendía acabar con la cultura,  bailaba con borceguís sobre su cabeza en momentos críticos, ante decisiones importantes. Miró abajo y suspiró: no era capaz. Si al menos alguien lo empujará a través del conducto lleno de desperdicios humanos y con olor a axila de oruga-taxista...

Volvió a mirar...¡no podía! Aquella vorágine de desangelados infelices ni siquiera habría intuido su presencia de haberse decidido. Pero no lo hizo. Miró en su interior, buscando las fuerzas necesarias para atacar una alternativa, como los héroes de las películas que le hicieron sentirse importante. Buscó, buscó y buscó, y finalmente sonrió: la frase de los carrillos volvió a presentarse ante él.

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