Anunciado a bombo y platillo, no deja de resultar sorprendente. El mensaje, directo y aséptico, ha sido retransmitido en horario de máxima audiencia, ante millones de espectadores que no daban crédito. Señores: la televisión ha muerto. Y sospechas fundadas hacen preveer la desaparación a medio plazo de Internet y sus sucedáneos.
Determinada facción de expertos en la materia vaticina una progresiva regresión hacia la humanización, concepto que vaga desolado desde hace años. Los menos esperanzados, y quizá más certeros en sus divagaciones, auguran la inminente llegada del medio definitorio y definitivo de una especie que será controlada por un mecanismo imparable, autoritario y sobreprotector.
Hagan sus apuestas. Jueguen a soñar con su futuro. Sigan despertándose lacrimosos a mitad de noche. Y no olviden comprar nuestro noticiero telepático diario: no les defraudaremos.
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