lunes, 17 de marzo de 2014

Hollowface

Cuando giró me pilló totalmente desprevenido, intentando cambiar mi posición para tener una visión más clara de su anatomía. Llevaba meses observándolo con cautela, aunque siempre intuí que percibía mi presencia. Jamás había logrado ver su cara: siempre de espaldas, realizando extrañas tareas que hacían caso omiso de toda lógica terrícola.

Habían pasado 14 meses desde el aterrizaje forzoso en aquel planeta; de los ocho tripulantes únicamente sobrevivimos 3, y con el tiempo la salud de mis dos compañeros empeoró hasta extremos fatales; me encontraba solo en aquellos parajes desoladores, aparentemente carentes de vida animal, dominados por organismos vegetales que parecían conquistar cada palmo de tierra. Desolación, expediciones suicidas de reconocimiento, charlas trasnochadas con la computadora, ataques paranoicos, euforia repentina, ...podría decirse que era un catálogo viviente de trastornos mentales y de comportamiento errático, aunque siempre mantuve un pequeño recoveco para la cordura.

Explorando la zona oriental de un conjunto de protuberancias con aspecto de cerros esponjosos me encontré a diez metros de lo que se erigía como la primera muestra de vida animal en aquel mundo. Asustado y entusiasmado me escondí rápidamente y lo observé atento, perdiendo la noción del tiempo: antropomorfo, con una cabeza exageradamente grande para sus proporciones, se mantenía, siempre de espaldas, regando (y ésto me desconcertó profundamente) una especie de recipientes que contenían pequeños seres chillones. A partir de ese momento la obsesión por esta criatura focalizó mi atención en un único punto: conocer el aspecto de su cara. Comencé a acudir cada jornada, intentando acercarme un poco más, hasta que hace un mes giró inesperadamente y su expresión vacía y violenta generó en mí un terror que lucha por permanecer en mi mente como el miedo mayor al cual me he enfrentado.

Desde entonces intuyo cambios en mí que me desconciertan. Este diario es mi única conexión con la sensatez, una huida incesante y abocada al fracaso: sé que me dirijo hacia la vesania irremediable. Aquella cara ya es mi cara. Aquel ser, Hollowface, forma ya parte de mi ser.

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