jueves, 27 de febrero de 2014

90 algodón. 10 poliéster.


Que aquel planeta albergara únicamente dos habitantes no era motivo de mofa. Ese mundo era el perfecto escenario para una vida ascética, alejada de las perversidades morales; pero que fuera idóneo para ello jamás se plasmó en la práctica. El pueblo estaba dividido en dos bandos, '90 algodón' y '10 poliéster' con creencias, tradiciones y procedimientos totalmente contrarios a los del oponente. Únicamente coincidían en dos puntos: la atmósfera enrarecida y la ausencia de contacto físico, visual o verbal con la otra facción. El efugio perpetuo debía ser el camino, y en caso de encontronazo la única salida era el combate a muerte.

Nunca se había producido una aproximación, y en un punto indefinido en el tiempo sucedió. Y la preparación fue uno de los casos más tristes y esperpénticos que se recuerdan: al quitarse el jersey quedaron enrollados, enredados, atados por fuertes lazos que jamás los separarían. Vivirían su mísera eternidad tirando de la tela en sentidos contrarios, sin llegar a la conclusión de que todo podía ser mucho más sencillo.

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